martes, 23 de julio de 2024

El Curralín = Asturias

Ruta que va desde Sisterna (Ibias) en la carretera AS-212, al pueblo de El Corralín del concejo de Degaña, en el que vive una sola persona. 

Sisterna (800 metros) - Cementerio de El Bao (842 metros) - Mirador de las Peñas del Pousadoiro (824 metros) - Puente de la Basancada (590 metros) - Ermita de San Miguel y Corralín de Abajo (660 metros) - Corralín de Arriba (740 metros). 

Partimos desde el aparcamiento del Núcleo Rural Tixileiro en dirección al pueblo de El Bao, por una carretera que abandonamos a la derecha, seguimos luego un camino que en unos 200 metros nos lleva al cementerio y a una pequeña capilla. 

Desde aquí descendemos hacia la derecha por un pequeño tramo para llegar al mirador de las Peñas del Pousadoiro, desde él vemos al otro lado del barranco que forma el río Ibias, el pueblo de El Corralín apenas perceptible por la vegetación. A su derecha se aprecia el corte de la montaña para la explotación de oro, realizada por los romanos, que se conoce como Queirúa, nombre sin duda relacionado con el precioso mineral. 

Un poste de madera que señala “il Curralín” nos indica la dirección a seguir a través del bosque de castaños; el nombre está expresado en Tixileiro, la antigua forma de comunicación que tenían los habitantes de la comarca, formada por los pueblos de Sisterna, Tablado, El Bao y El Corralín. Eran artesanos de la madera y llegado el otoño se marchaban por los pueblos de toda la península para comerciar con sus productos, fundamentalmente cuencos y utensilios relacionados con la madera, se les conocía como Cunqueiros y utilizaban la jerga Tixileira para comunicarse entre ellos sin que los entendieran. 

El sendero que desciende bruscamente a través del bosque, va perdiendo altura a través de un precioso recorrido lleno de castaños, algunos centenarios, hasta llegar al fondo del barranco por el que discurre libre y salvaje el río Ibias. El puente de la Basancada, hecho de troncos nos transporta a la otra orilla, el camino ahora hacia arriba, nos lleva en poco mas de 500 metros a las primeras ruinas de El Corralín. 

Seguimos subiendo por un sendero que va sorteando el reguero de El Caleyu a ambas orillas mediante pequeños puentes de madera, los restos de muros de piedra se van sucediendo mientras también aparecen algunas reconstrucciones, todas deshabitadas, mientras que en algún tramo se hace difícil el paso por la vegetación. La vista desde la parte alta del pueblo es inolvidable, las cumbres de la Cordillera Cantábrica al sur, con las grandes masas de bosque, recuerdan en pequeña medida al Machu Pichu de la selva peruana. 

Emprendemos el descenso y hacemos un alto en la zona baja de El Corralín, junto a la ermita de San Miguel, en la que vive Francine. Es la única habitante del pueblo que quedó vacío en 1.969, en él reside desde hace 9 años, llegó procedente de Andalucía aunque es natural del norte de París. Vive rodeada de animales domésticos y también de los del bosque que la visitan con frecuencia, su medio de vida es natural, sin energía eléctrica, ni medios que no dependan de la naturaleza. Llegó a El Corralín por problemas de salud, buscando un medio ambiente perfecto que encontró sin duda. Su manera de afrontar la vida, su amena conversación y sus vitalidad, son valores que nos hacen reflexionar sobre lo que somos y hacia donde vamos. 

Con las últimas luces del día afrontamos el regreso por la dura pendiente que hemos de salvar para volver por el bosque a la “civilización”. 

Nota:

Aconsejamos ver el documental sobre Francine “Los Colores del Viento”, es del año 2013, se proyectó en el Festival de Cine de Gijón y se puede ver en YouTube.

Wikiloc



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